El fuego, con la tierra, el aire y el agua aparece en las culturas primitivas como una de los fundamentos del mundo en que habitamos, elemento imprescindible para la creacción y funcionamiento de la vida en el planeta. La invención del fuego se pierde en la noche de los tiempos y no es que el hombre se lo inventara sino más bien que, al observarlo en la naturaleza , volcanes, rayos que incendian el bosque, ideó el modo de producirlo y conservarlo para encender sucesivas hogueras y encontrarle otras aplicaciones.
Paso a paso se fueron codificando en su mente e incorporando a sus hábitos las aplicaciones del fuego: calienta, alumbra, purifica, funde, protege contra las fieras, adereza los alimentos. Siglo tras siglo irán formulándose después, al compás de la ciencia y de la técnica, estas equivalencias: fuego = calor = energía = desarrollo industrial = progreso humano.
Paralelo al desarrollo del hombre el fuego adquiere, junto a sus significados físicos - grandielocuentes en unas ocasiones y terribles en otras - ciertas características de metáfora con el espíritu, las religiones y mitos. El fuego está relacionado con nuestro astro Rey: El Sol. Meditar con el fuego promueve la vida, la inspiración, la creatividad, la calidez, la pasión, el entusiasmo, la acción, la clarificación y la purificación. Simboliza, entre otras cosas, fervor, ímpetu y exaltación.
Meditación con el fuego
Momento
Preferiblemente en las mañanas, minutos después de levantarte. En esos momentos la mente aún permanece en estado "alpha".
Duración
Los primeros días, 10 min. Después aumentas a 20 min. Con la práctica vas a notar que deseas quedarte más tiempo, entonces utiliza tu propio criterio acerca del tiempo que vas a permancecer en meditación. Cómprate un "timer" de los que se usan en la cocina. De esta manera el "timer" se encarga de avisarte cuando concluyan los minutos. Hay unos muy buenos que tienen un sonido suave, no estridente.
Preparación
Usa ropa liviana de algodón, muy cómoda. Nada que te apriete. Sin zapatos. Sin accesorios o prendas. Sin incienso. Sin música, sólo el sonido del entorno y tu propia respiración. Apaga el celular o teléfono casero. No pongas ropa a lavar antes de sentarte a meditar, ni pongas a cocinar alimentos. No debes tener nada pendiente mientras meditas. En otras técnicas de meditación se utilizan los inciensos y la música; en esta técnica no se utilizan.
Lugar
Si estás en tu casa, usa una silla o butaca cómoda en la que puedas estar sentada por largo tiempo. La silla o butaca debe tener una altura que te permita colocar cómodamente ambos pies en el piso, o sea, que los pies no queden colgando en el aire o que las rodillas no queden dobladas de manera incómoda. Si estás afuera, en contacto con la naturaleza, puedes usar una silla plástica cómoda, o sentarte sobre un paño en el piso. En este último caso consíguete un cojín que no sea demasiado elevado. Una manta o un edredón pueden hacer el trabajo muy bien en vez del cojín. Debes tener un apoyo pues el piso es muy duro y al pasar los minutos puedes sentir molestia. Debes estar solo/a, pero si estás acompañado/a, infórmale a tu familia que te permitan tener un espacio sin interrupciones.
Iluminación
Natural, pero que la luz no sea directa. Si hay poca luz, mejor aún.
Temperatura
En la que tu cuerpo se sienta cómodo. Ni muy frío ni muy caliente.
Meditación
1. Prende una vela blanca. Observándola mientras respiras, establece tu intención de meditar, usa tu voz interna. Afirma que éste ha de ser un momento de comunión con tu espíritu. Solicita mentalmente y de manera muy sencilla el apoyo de los seres de luz, de la divinidad o de tus guías. Esto no debe tomarte más de 2 min.
2. Siéntate de manera en que tu cuerpo se sienta cómodo. Si estás en una silla, no cruces las piernas, sino que colocas ambos pies en el piso. Las manos sobre tu falda, con las palmas hacia arriba o hacia abajo, como te sientas más cómodo/a. Si practicas Yoga o asumes la posición "flor de loto", hazlo en la manera que estás acostumbrado/a.
3. Programa el "timer" o reloj con el tiempo que deseas meditar.
4. Cierra los ojos. Recorre tu cuerpo mentalmente, con calma. Observa si existe algúna tensión. Si descubres tensión en alguna parte, inhala la tensión y exhala. Al exhalar, la tensión se disolverá. Esto debe tomarte no más de 2 min.
5. Abre los ojos y observando la vela sin esforzarte, comienza a respirar contando hasta 10 con tu voz interna de la siguiente manera:
inhalas - cuentas 1
exhalas - cuentas 2
inhalas - cuentas 3
exhalas - cuentas 4
inhalas .cuentas 5
Continúas asi hasta llegar al número 10. Comienzas nuevamente con el 1. Continúas repitiendo estos ciclosd e 10 respiraciones, mientras observas la vela. Si en algún momento te equivocas o tu mente se dispersa, simplemente vuelves a comenzar por el 1 nuevamente.
6. Cuando tu ser te lo pida, puedes cerrar los ojos y continuar con la respiración y su contéo. Entonces observarás la vela con tu ojo interno.
7. Con la práctica llegará un momento en que tu mente se vacíe, que tu respiración sea casi inperceptible, entonces no necesitarás contar más, sino mantenerte en ese momento, observando la vela con tu ojo interno.
8. Si durante el proceso te llegan pensamientos, no los resistas, simplemente imagina que son objetos y les colocas una etiqueta que diga "es tan solo un pensamiento". Notarás que los pensamientos desaparecen y pierden fuerza poco a poco, sin resistirlos. Si persiste el pensamiento, continúas colocando etiquetas. Obsérvalo como parte de la meditación, no como una interrupción, sino como un complemento del proceso. Esto suele ocurrir los primeros minutos de la meditación. Cuando se tiene mucho estréss suele ocurrir por un rato más largo. No te desesperes ni desanimes, simplemente continúa etiquetando y respirando con el contéo. El meditar en las mañanas evita o minimiza las interrupciones de pensamientos. Si meditas en las noches, las interrupciones serán más, además se hará muy difícil conciliar el sueño pues la meditación es un descanzo de por sí, deja la mente despejada y muy alerta.
9. Cuando suene el timbre del "timer", no has de sobresaltarte ni tener prisa. Prográmate mentalmente antes de comenzar para que el sonido del "timer" no te interrumpa abruptamente. Por ejemplo, puedes decirte: "Cuando suene el despertador lo apaqaré y luego cerraré mis ojos nuevamente. Comenzaré a respirar más profundamente, me haré conciente de mi cuerpo y el contacto de éste con la silla y su entorno. Estiraré mi cuerpo y permitiré que este despierte a su ritmo." Cuando sientas que es el momento, concluyes la meditación, agradeces el momento, y continúas con tus actividades del día. El agradecimiento a todo el proceso es importantísimo. Agradece a tu cuerpo, tus pensamientos, la silla, el fuego, en fin, todo; porque todo es parte de la meditación.
10. Durante el día debes estar atento/a por si surge algún pensamiento o flash de iluminación con información. Anota lo que surja en una libreta pequeña que has de llevar en tu bolso. Igualmente si notas que alguna parte de tu cuerpo físico se siente diferente también anótalo. Con el tiempo aprenderás a escuchar los mensajes de tu cuerpo. Siempre que tu cuerpo te hable, aprende a detenerte, escúchalo. Muchas veces abusamos nuestro cuerpo, el mismo está lleno de memorias a nivel celular. La meditación moverá tu energía, la pondrá en circulación...desechando los desperdicios y creando espacios para lo nuevo.
Al meditar, el conciente baja la guardia y se flexibiliza. A medida que practiques diariamente experimentarás otro ritmo en tu vida, en tu percepción, pensamientos y reacciones. Ese nuevo ritmo es tu ritmo interno, personal e intransferible. Estarás sintonizada con tu reloj interno, esto es, te darás cuenta de cuando es el momento apropiado para hacer las cosas,hablar, actuar, etc...
Esta es una meditación sencilla que puedes practicar mientras haces la fila/cola en una tienda o en cualquier circunstancia que te permita contar hasta 10.
Por: Aurora Díaz