Reflexión sobre la aceptación de la verdad en nuestras vidas:
María Jesús: En alusión a la Verdad, en la página 16 de Los cuentos del destino de Jimena Fernández Pinto se afirma: “¿Cómo se reconoce algo?
Aurora: Reconocer la “verdad” depende de cuan necesitados, abiertos y dispuestos estemos a “verla” y “recibirla”. Por eso la verdad es relativa, pues está matizada tanto por los hechos, cómo por el que interpreta los hechos. Todo lo que está sujeto a interpretación es “relativo”...como lo es una imagen del Tarot.
María Jesús: En la página 20 de este libro, se expone que “Quizás cada uno de nosotros prefiera ver la verdad de una manera.”
Aurora: Es parte de “ser humano” interpretar la verdad de maneras diferentes. Algunos dirán, “se interpreta a conveniencia”; yo pienso: cada cual interpreta la verdad, según es él o ella. Personalmente he experimentado “verdades” que al cabo del tiempo se convierten en “mentiras” o en “medias “verdades”. La verdad y la mentira se parecen en que ninguna de las dos es absoluta. Cuando una aparente verdad surge ante mi percepción, trato de ir más atrás a ver de donde viene; y también más adelante de ella a ver hacia donde se dirige, cual es su objetivo... es solo su manifestación en el tiempo lo que me reafirma si ha sido valioso el encuentro con esa “verdad”.
No tomo las “verdades” en caliente, según me las sirve la vida. Necesito sentir esa verdad, intimar con ella, estar dispuesta a verla transformarse en otra cosa ante mis ojos; pues se que todo es impermanente y pasajero. Igual ocurre con la “mentira”, pues si vamos a conversar acerca de la “verdad”, la “mentira” está presente, es la sombra de la verdad y su compañera inseparable...están siempre envueltas en un abrazo. La “mentira” tiene también su valor. Nos enseña y nos hace sabios, igual que la verdad. No repudio ni rechazo de plano la “mentira”, de ella pueden surgir actos de nobleza y compasión; también aprendizajes. Las “verdades” más importantes en mi vida, las que más me han aportado, han estado precedidas de una “mentira”. Tal vez por eso no pienso que la mentira sea tan mala como la pintan. En mis 62 años de vida he experimentado la verdad y la mentira como armas para agredir, humillar y vejar. Igualmente las he visto emular los más altos valores. Son parte del pan que me como cada día.
María Jesús: Según mi humilde punto de vista, uno de los principales obstáculos a abrirse a la verdadera verdad, a ver las cosas como realmente son, es decir con objetividad y claridad mental, es precisamente éste: que nosotros sólo deseamos ver las cosas según nuestro propio criterio.
Aurora: No es que deseemos ver las cosas según “nuestro criterio”; es que nuestro criterio humano es el que “nombra las cosas” y las categoriza; como dije antes: cada cual percibe según es ella o él. Si no existiese “nuestro criterio”, no existiría la verdad ni la mentira. Nuestra naturaleza dual no nos ofrece opciones. La carta de La Justicia, tiene un manto morado a sus espaldas. Interpreto que detrás del manto se oculta toda la experiencia humana, conteniendo todos los posibles matices entre las 2 polaridades/columnas. La Justicia selecciona la causa y la vara con que ha de medir... Por supuesto, esta carta fue diseñada por un ser humano, con criterio. Ella pesa y mide con lo que tiene y puede: su balanza y las leyes/criterios. Con esto no quiero decir que La Justicia humana no tenga valor, pues sí lo tiene. Pero es imperfecta, como lo somos nosotros, por lo tanto, es relativa.
María Jesús: ...haciéndonos avanzar en el conocimiento de otra verdad, aquella que existe pero que muchos repudian (pues no va acompañada de un bonito vestido).
Aurora: Deseo resaltar la genialidad de esta metáfora tan humana que, Jimena, nos ofrece en el relato que precede el prólogo de su libro; pero antecede los 22 cuentos. “EL TAROT, La Capa”. Permanezco mesmerizada (mesmerized) ante la metáfora de la autora. La verdad desnuda, nadie la quiere, inclusive nadie conversa con ella, ni la pondera, ni le da credibilidad, ni reconoce su valía. No es hasta que se viste con las 78 cartas del Tarot, que comienza a ser aceptada.
Mi percepción : con 78 vestidos, ¿quíen no se muestra agradable ante tan bella apariencia, quién no la acepta? Tiene el vestido apropiado para mostrar la verdad en acuerdo a cada ser y circunstancia por la que le pregunte. El vestido (lenguaje) del tarot apela a los sentidos y transforma su apariencia de acuerdo a quién lo consulta. El Tarot y la Verdad tienen mucho en común. La autora ha sabido darnos esta exquisita metáfora como aperitivo, antes de degustar sus cuentos.
El lenguaje gráfico del tarot es inapelable ante los ojos de un consultante. Es menos amenazante que cualquier palabra que emita un consejero o psicólogo. El consultante, puede ver por sí mismo y fuera de sí mismo(en las cartas), esa “verdad y mentira” que lleva por dentro. No hay escapatoria ante tal encuentro.
María Jesús: Responde a estas preguntas a partir de este planteamiento:
Mis respuestas después de ***
¿Crees que abrirnos a la verdad que la vida nos presenta nos convierte en más humanos y sabios?
**** Sí, nos hace sabios y humanos abrirnos a la verdad, pero también abriéndonos a la mentira, conociéndola y entendiéndola nos hace no solo sabios, sino compasivos. La mentira nos ejercita en la capacidad de perdonar.
¿Por qué para sentirnos aceptados tenemos que ver las cosas como los demás?
**** El ser humano necesita aceptación, y en su búsqueda, se adapta a la corriente.
¿Cuál es el precio que hay que pagar por ver la verdad de un modo distinto, por ver “otra cara de la verdad”?
**** Se puede pagar su precio, como aislarse del “montón” , o de la “regla”. Podría ser criticado, ridiculizado, etc... Deseo añadir a tu pregunta, ¿qué se gana cuando vivimos nuestra verdad y lo demostramos? Se gana cohesión de cuerpo, mente y espíritu. Se gana integridad y autenticidad. Por lo tanto, vale la pena pagar el precio, según yo. Pero recordemos que no todos somos iguales.
¿Crees que para abrirse al verdadero conocimiento de la verdad es necesario no juzgar, sino simplemente observar?
***** Todo es relativo. Los humanos solemos juzgar pues vivimos en un universo visible dual. El no juzgar es un don que se adquiere y se practica tan solo si estamos concientes. Hasta Dios juzga, según el mito cristiano. El conocimiento puede llegarnos de muchas maneras, como por ejemplo. sintiendo, entre otras.
¿Dónde acaba la verdad y dónde empieza la hipocresía, la conveniencia o la ignorancia?
***** Percibo que todo lo que mencionas son facetas - con igual peso - dentro del ser humano”. En unos momentos puede ejercer una faceta y en otro momento, otras.
Por: Aurora
Querida Aurora:
Acabo de leer tu aportación y como siempre, me ha fascinado. Realmente, al igual que tú pienso que intentar comprender la mentira nos convertirá en más compasivos y que la dualidad por mucho que la neguemos (intentando ver las cosas siempre del mismo modo), siempre estará ahí. Eso lo convierte todo en relativo y condicionado (tal y como dices) por las facetas dentro del ser humano. Al igual que tú, también opino que nuestro nivel para reconocer y aceptar la verdad dependerá de nuestra receptividad y predisposición. Felicidades, Aurora, por tan brillante exposición. Saludos
Publicado por: María Jesús | 11/23/2009 en 11:12 a.m.