Un hombre llegó a un pueblo y fue a ver al maestro sufi, el anciano sabio de la localidad. El visitante dijo:
-Estoy considerando mudarme aquí. Me preguntaba qué clase de vecindario es éste.
¿Puede decirme cómo son las personas de aquí?
-Dime qué clase de personas vivían en el lugar de dónde vienes - dijo el maestro sufi.
-Oh, eran salteadores, estafadores y embusteros.
-¿Sabes algo? Ésa es exactamente la clase de personas que viven aquí.
El visitante se fue y nunca volvió. Media hora después, otro hombre entró al pueblo, buscó al maestro sufi y le dijo:
-Estoy pensando en mudarme para acá ¿Puede decirme que clase de personas viven aquí?
-Dime qué clase de personas vivían en el lugar de dónde vienes -volvió a responder el maestro.
-Oh eran las personas más amables, dulces, compasivas y afectuosas. ¡Los voy a extrañar muchísimo!
-Ésa es exactamente la clase de personas que vive aquí -dijo el maestro
Esta historia nos recuerda que las características que distinguimos más claramente en los demás están presentes en nosotros. Cuando seamos capaces de ver en el espejo de las relaciones, podremos empezar a ver nuestro ser completo. Para esto es necesario estar en paz con nuestra ambiguedad, aceptar todos los aspectos de nosotros.
Necesitamos reconocer, en un nivel profundo, que tener características negativas no significa que seamos imperfectos. Nadie tiene exclusivamente características positivas. La presencia de características negativas sólo significa que estamos completos; gracias a esta totalidad, podemos acceder más fácilmente a nuestro ser universal, no circunscrito.
ExtraÍdo de Sincrodestino- Deek Chopra
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