Rescatamos a los demás de sus responsabilidades. Nos hacemos cargo y cuidamos de ellos. Luego nos enojamos con aquellas personas porque hemos actuado por ellos. Y nos sentimos usados y sentimos lástima de nosotros mismos.
Ese es el patrón que se repite una y otra vez, un triángulo del cual no podemos salir.
Rescatador y cuidador son sinónimos, en la jerga terapéutica los
llamamos ”permitidores”. Dícese de los que ayudan pero en forma
destructiva. Y cuando se ayuda no se debería destruir, sino todo lo
contrario.
Por: Claudia Chirino
Entre las siguientes acciones encontramos diversas formas de rescate:
- Hacer algo que no queremos hacer.
- Decir si cuando queremos decir no.
- Hacer algo por alguien aunque esa persona sea capaz de hacerlo sola.
- Satisfacer las necesidades de otros aunque nunca nos lo hayan pedido.
- Arreglar los sentimientos de la gente.Hablar en nombre de otra persona.
- Pretender solucionarles los problemas a los demás, incluidos hijos y padres.
- No pedir lo que deseamos o necesitamos.
Tomar consciencia para salir de ese lugar, para permitir verdaderamente cuidarse a uno mismo y dejar de rescatar falsamente a los demás.